El refrán Ser más Chulo que un Ocho es más castizo que un chotis. Viene de cuando llevar un clavel en la solapa era elegante y tiene que ver con un tranvía.
Si no conoces la historia del refrán "Ser más chulo que un ocho", seguramente pienses que tiene que ver con el número 8, que chulo es por ser simétrico y regordete, y algo de castizo tiene porque parece un churro mal acabado, pero el dicho nada tiene que ver con los números en sí, sino con el tranvía número ocho que llevaba a los madrileños desde la Puerta del Sol hasta el Paseo de la Florida.
Corría el año 1871 cuando en la Capital de España aparecieron los primeros tranvías. Pegados a un raíl, los tranvías permitieron a los gatunos de la época desplazarse por toda la ciudad. Uno de ello, el Tranvía número ocho, era la línea que llevaba a los mozos y las mozas desde el centro de la capital al Paseo de la Florida, cerca de donde se encuentra la Ermita del Santo.
El origen del refrán "más chulo que un ocho", fue acuñado por los vecinos de la ladera del Manzanares que veían pasar al tranvía nº 8 en la festividad de San Isidro abarrotado de chulapas y chulapos muy engalanados. Ellos con parpusa a cuadros blancos y negros, con clavel en solapa, y ellas, con sus floridos mantones y el lucido clavel sobre el cabello bajo el pañuelo.
El ir y venir de tanto elegante Manolo y tanta guapa Manola a la verbena, no pasó desapercibido por los madrileños observadores que comenzaron a usar la refrán "vas más chulo que el ocho" en referencia a los viajeros del tranvía de la línea 8, con ese tono castizo ahora casi extinto.
El refrán tuvo aceptación y aunque nació en tierra de gatos, terminó exportándose por toda España y no es raro escucharlo aún hoy en día. Si no lo sabíais ya podéis juntar a los niños en círculo para contarles la batallita de turno. ¡Feliz día, gatunos!