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El macabro origen del nombre del Rastro de Madrid

En el Rastro había mataderos y curtidurías de piel. Esta sangrienta actividad es el origen macabro del nombre del Rastro de Madrid.


Personas comprando todo tipo de objetos en las tiendas del rastro de Madrid
Puestos del rastro de Madrid

Aunque no hay consenso sobre el origen del nombre del Rastro de Madrid parece ser que la opción que más convence a todos es la que tiene que ver con la actividad que allí se desempeñaba desde la Edad Media. Todo empezó a finales del siglo XV cuando en la zona se comenzaron a reunir vendedores de ropa usada a los que siguieron mataderos de reses y curtidores de pieles.



La calle principal del Rastro, la Ribera de curtidores, toma su nombre de las curtiderías de piel que desempeñaban allí su actividad. La sangrienta actividad del sacrificio de los animales y su traslado hasta las tenerías donde se trabajaba la piel, dejaban un reguero de sangre que tintaba de rojo las calles del actual mercadillo matritense.


Ese rastro carmesí no pasó desapercibido para la población y termino siendo el nombre con el que se reconocería a la zona. Y ese bautismo tuvo éxito porque se ha mantenido hasta nuestros días, aunque ya poco se recuerda la frenética actividad de los gremios que dieron nombre a sus calles.


Si bien este origen sobre el Rastro de Madrid es el más extendido, no es el único y algunos historiadores niegan que este sea el origen. Al parecer, la palabra rastro era sinónimo de matadero y hace alusión al rastro sobre el suelo que dejaban las reses al ser arrastradas desde el corral hasta el matadero antes de ser sacrificadas.


Otra explicación sobre el posible origen del nombre tiene que ver con otro significado de la palabra rastro que significaría periferia o afueras. Y es que precisamente en la periferia de la Villa era donde se ubicaban los mataderos y los curtidores.


Por último, queda un origen oscuro del nombre del Rastro de Madrid que tiene que ver con una siniestra leyenda sobre aquella zona. Se decía que allí se daba muerte a los condenados mediante garrote vil y tras la ejecución quedaban los restos sangrientos del ajusticiamiento, y de ahí surgió el nombre.


Sea uno u otro, lo que nos queda hoy es uno de los mercados al aire libre más antiguos y grandes de nuestro país. Nosotros solo sabemos a ciencia cierta el rastro que deja la fibra.



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