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El mito de los leones de Cibeles

¿Conoces el mito de los leones de la Cibeles? ¿Sabes por qué no se miran? ¿Y que no son dos leones, sino un león y una leona? Te contamos todo esto y mucho más.


Imagen de la fuente de la Diosa Cibeles con los dos leones, Hipómenes y Atalanta. El mito de los leones de Cibeles convertido en fuente de Madrid.
Mito de los leones de la Cibeles - Foto: José Luis Cernadas Iglesias, 1174- (Flickr) Fuente de Cibeles (Madrid)

¿Te has fijado en que los leones de la Fuente de la Diosa Cibeles de Madrid no se están mirando? Podemos pensar que ese esquivo de miradas es fruto de la casualidad o de que los leones tienen dolor de cuello, pero ninguna de esas opciones es la correcta. Hoy y ahora, te vamos a desvelar una de las curiosidades de nuestra querida Cibeles, esa gran escultura de la diosa tirada por dos leones, primos hermanos de los que protegen el Congreso de los Diputados de Madrid.


Esos dos gatitos, respectivamente, reflejan la historia de Hipómenes y Atalanta. ¿Y quiénes son estos dos personajes? Acercaos, niños, que vamos a contar una curiosidad de Madrid para relatar a los amigos.

El mito expone a Atalanta, una niña que fue abandonada por su padre, el cual renegó desde el principio de aquella clásica exclamación que le dijo su vecino, “¡Felicidades por el nacimiento de tu hija!” El padre quería un hijo varón… Por otro lado, los supuestamente malvados cazadores, la recogieron, la cuidaron y la educaron como si fuese su hija, convirtiéndola en una atleta increíble. Como nos dice nuestro querido amigo J.R.R. Tolkien: No es oro todo lo que reluce, ni toda la gente errante anda perdida.


La joven “leona” estuvo rodeada de pretendientes durante toda su juventud, pero ella siempre intentó evitar casarse, más aún cuando un oráculo le dijo, “si contraes matrimonio vas a tener el peor de los finales, una consumación inexorable y nefasta”. Desde luego que el oráculo se lució con sus previsiones, Atalanta pensó que era un poco exagerado y que estaba desequilibrado, nosotros también lo pensamos.

Atalanta gritaba “¡No y no!” al matrimonio, pero su padrastro insistía enormemente, por ello la joven le dijo, de forma chula y con un toquecito de soberbia: solo me casaré con el chico que me gane en una carrera. Ella confiaba en todo momento en su perfecta calidad atlética, ¡se atrevió a competir contra Hipómenes, descendiente de Poseidón! Todo apuntaba a que estaba cavando su propia tumba…


Este chico fuerte y perspicaz, aunque también un poco tramposo, hizo un trato con Afrodita, consiguiendo tres manzanas doradas del jardín de las Hespérides, las cuales dejó caer en la carrera distrayendo a Atalanta. Ojalá pudieramos conseguir esas manzanas en Mercamadrid, tienen que ser increíbles. La joven, tras este hecho, vio en Hipómenes un hombre astuto e inteligente, por ello decidió casarse sin dudarlo ni un segundo.


Años más tarde, tras un largo día de caza, la pareja decidió mantener relaciones sexuales en un templo de la diosa Cibeles, la verdad que muy prudentes no fueron. Cibeles se enteró y les castigó a tirar de su carro toda la eternidad sin poderse mirar nunca. Pero queridos lectores no os equivoqueis… la diosa se refería al carro para transportarla a ella, no al carro de la compra. Por ello, tanto los leones del Congreso de los Diputados como los leones de la Cibeles no se miran. Y a pesar de tener melena los dos, uno es la leona Atalanta y otro es el león Hipómenes.


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